En una decisión de consecuencias impredecibles, el ejército israelí ha intentado este viernes asesinar al máximo líder de Hezbolá, Hasan Nasralá, con el lanzamiento de bombas de hasta una tonelada sobre seis edificios residenciales. Al menos dos personas han muerto y 76 han resultado heridas, de acuerdo al primer balance proporcionado por el Ministerio de Sanidad libanés mientras las primeras víctimas llegan a los hospitales, los equipos de rescate buscan supervivientes entre los escombros y los bomberos intentan apagar los incendios provocados por las explosiones. Dahiye, el feudo de Hezbolá al sur de Beirut, es una zona densamente poblada, por lo que el balance final de víctimas será previsiblemente enorme. La milicia libanesa no se ha pronunciado sobre el estado de Nasralá, limitándose a señalar que su número dos, Hashem Safieddine, está vivo. Oficialmente, Israel también guarda silencio, pero sus medios dan cuenta de la estimación de los servicios de inteligencia: Nasralá está muerto. El ejército ha anunciado además que bombardeará “en las próximas horas capacidades estratégicas” de Hezbolá bajo tres edificios de la zona y ha ordenado a la población abandonar de inmediato las proximidades. Media hora más tarde, ha iniciado los ataques.
Israel intenta asesinar al líder de Hezbolá con un potente bombardeo al sur de Beirut